Quiebra de ARSA: la empresa que fabricaba los yogures y postres SanCor cerró sus plantas

La Justicia decretó la quiebra de Alimentos Refrigerados S.A. (ARSA), la empresa que producía los reconocidos yogures, flanes y postres de la marca SanCor, con etiquetas tan conocidas como Shimy, Sancorito, Sublime, Yogs, Vida y Primeros Sabores. La decisión fue tomada por el juez Federico Güerri, del Juzgado Comercial N.º 29, quien ordenó la liquidación de la firma y el cierre definitivo de todas sus plantas.

ARSA había nacido en 2019 como parte de una estrategia para mantener con vida las líneas de productos refrigerados que SanCor había decidido vender para aliviar su propia crisis. El grupo Vicentin y el fondo BAF Capital tomaron el control con la promesa de inversiones y modernización. Con el tiempo, la gestión pasó a manos de los empresarios venezolanos, también dueños de La Suipachense, que hoy enfrentarían dificultades similares.

La empresa se había presentado en concurso preventivo en abril de 2024, pero el intento fracasó. No apareció ningún interesado en el salvataje, ni siquiera entre los grupos que sonaron como posibles compradores, como Inverlat (dueño de Havanna), Werthein o CarVal.

Trabajadores en situación crítica

La quiebra deja a más de 400 trabajadores en una situación crítica. En la planta bonaerense de Arenaza, partido de Lincoln, trabajaban 180 personas, y otras 200 lo hacían en la fábrica y el centro de distribución de Córdoba. Además, la compañía contaba con una red de 165 distribuidores que abastecían a 70.000 comercios de todo el país.

Desde el gremio Atilra denuncian que los empleados cobraban sueldos irregulares, a veces en efectivo y por debajo del monto real, y que la empresa llevaba más de tres años sin realizar aportes a la obra social. En mayo habían anunciado una suspensión “temporal” para reorganizarse, pero la reactivación nunca llegó.

El caso de ARSA se suma a un panorama cada vez más complejo para la industria láctea argentina. Con una caída constante del consumo, una sobreoferta de leche cruda y exportaciones complicadas por el tipo de cambio, muchas empresas enfrentan un futuro incierto. A esto se suman los costos crecientes de energía, transporte e insumos, que golpean especialmente a las pymes del sector. La Suipachense, Verónica y La Lácteo también atraviesan momentos difíciles, con deudas y suspensiones de personal.

SanCor, la marca madre, tampoco escapa de la crisis. A comienzos de 2025 inició su propio concurso de acreedores con deudas que rondan los 400 millones de dólares. La cooperativa, que fue símbolo de la lechería nacional, busca una reestructuración para no seguir perdiendo terreno en el mercado.