Durante los últimos tres años, los bidones falsificados de detergente para ropa Ariel comenzaron a aparecer en esquinas de calles porteñas, en ferias y a la vera de rutas de todo el país. Se podía encontrar en sus versiones verde y púrpura, hasta se vendían pouchs de relleno. La imitación era muy creíble: los bidones tenían la misma forma y terminación que los originales producidos por la firma Procter & Gamble, lo mismo las etiquetas. Había que mirar de cerca para darse cuenta. El precio también era conveniente; podía venderse hasta la mitad del valor del producto verdadero. Sin embargo, conveniente como suene, el jabón trucho es delito.
Ayer por la tarde, la división Delitos Federales de la Policía Federal allanó siete domicilios en la provincia en zonas como Hurlingham, Moreno, Tres de Febrero y Tortuguitas por orden del Juzgado Federal Nº 3 de Morón a cargo del doctor Néstor Barral. De los siete domicilios, cinco eran puntos de venta, incluido un mayorista en Tortuguitas. Ariel no fue la única marca falsificada; Skip y Vívere también tenían sus versiones truchas.
Había gran cantidad de material tanto envasado como suelto que fue suficiente para llenar tres camiones, un lote valuado en un millón y medio de pesos. Hubo siete detenidos, que recuperaron su libertad en las últimas horas. Los dos puntos restantes que la PFA allanó luego de los puntos de venta fueron, precisamente, las pequeñas fábricas clandestinas, una sobre la calle Granaderos en Hurlingham y otra en la calle El Parque, Tres de Febrero, equipadas con tanques.
Fuente Infobae