La Ley de Alimentos y Etiquetados podría ser un hecho antes de 2020 en Argentina

En 2017, cuando asumió como ministro de Salud, Adolfo Rubinstein planteó el descenso de las tasas de obesidad infantil como una de las prioridades de su gestión. Ahora, a la luz de los primeros datos de la última edición de la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo subraya que los más trascendente es que «sigue aumentando de manera muy preocupante la obesidad y la diabetes».

A pesar de tratarse de una afección en todo el mundo, en Argentina es una de las regionas más preocupantes, principalmente lo que relaciona a la obesidad. «Es una epidemia relativamente nueva en términos históricos, no tiene más de 30 años y está imparable. Tenemos que tener políticas públicas que conduzcan al menos a detenerla», apunta.

En ese sentido, destaca medidas enfocadas a mejorar la alimentación que se han tomado en los últimos 10 años (normas para reducir el consumo de sal, la eliminación de las grasas trans en los alimentos de origen industrial, por ejemplo) y las más recientes, como la resolución conjunta con el Ministerio de Educación para la promoción de entornos escolares saludables, publicada el mes pasado.

«El modelo que estamos trabajando es para Argentina, pero compatible con Mercosur. Recogerá muchas de las experiencias internacionales y entendemos que va a ser efectivo para promover la compra de alimentos más saludables» y que, espera, «esté terminado antes de fin de año».

No obstante, descartó que se vaya a implementar a nivel local el sistema de advertencia de sellos u octógonos negros, que indica en el frente del envase si un alimento o bebida es alto en azúcares, sodio o grasas saturadas. Conocido como el «modelo chileno», también se inclinaron por ese sistema -resistido por la industria alimenticia- países de la región como Perú y Uruguay. Rubinstein dijo que el etiquetado local «incorporará algunas cosas de ese sistema y de otros que también han demostrado ser exitosos».

SUPERMERCADO CHILENO

En Chile el sistema está implemantado bajo la Ley N° 20.606 desde 2016, el objetivo es exigir un etiquetado especial para aquellos alimentos Genéticamente Modificados. Además ninguno de los alimentos que tengan al menos uno de estos sellos negros podrá tener publicidad que apunte a los menores de edad.

El gobierno no quiere que las empresas abusen de la ingenuidad de los chicos, que consumen uno u otro producto seducidos por las imágenes. Los productos bajo la lupa son aquellos con altas cantidades de sal, azúcar o grasas saturadas, no pueden ser promocionados con juguetes que funcionen como “gancho” comercial.

Las empresas tuvieron 36 meses para modificar el packaging de sus prodcutos e incorporar la etiqueta. Hoy es un hecho  en estos envases y se puede ver en todos los supermercados chilenos.

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