El brote de la enfermedad y la consecuente suspensión de las clases generaron caídas de entre el 30 y el 50% en la actividad de kioscos, librerías y transportistas de la ciudad de Buenos Aires
Los pequeños negocios son los que más sufren las consecuencias de la influenza A en el consumo diario. Esto, sumado a la extensa suspensión de las clases, fue el principal motivo que agudizó la caída en la actividad que oscila entre el 30 y el 50% en los comercios de la Ciudad.
Los kioscos son los principales afectados por las bajas en las ventas, no despachan nada y según comerciantes del rubro “nunca vieron nada igual”. Las librerías, en tanto, ante la caída en las ventas pusieron ofertas para atraer a la gente y sólo venden artículos para mantener a los chicos ocupados en las casas. Además aseguran: «La suspensión de las clases nos perjudica muchísimo. Tenemos miedo de perder más trabajo».
Y las extensas vacaciones también afectaron el transporte. En las empresas de ómnibus escolares destacan que en agosto no cobrarán nada pero deben pagar impuestos, el sueldo de los choferes, el seguro. Además por la influenza A la gente suspendió excursiones, una salida típica de las vacaciones, según informa el diario La Nación.
Por su parte, los remiseros también sufren las consecuencias económicas. Desde la Cámara Argentina de Agencias de Remise (CAAR) confirman que la baja alcanza el 50%, ya que en julio vivieron una paralización. La gente está preocupada y ya no va al cine, no va al shopping y algunas empresas tuvieron que despedir choferes.
Fuente: Infobae