«Cuántos años que pasaron» esa es la primera frase que se nos viene a la cabeza cuando recordamos aquellas golosinas y juguetes que nos hicieron pasar las mejores tardes de nuestra infancia. Hablamos de las golosinas de los 70, 80 y 90 !
Muchas de esas golosinas retro ya no existen, algunas nunca se fueron, y cada año que pasa son más conocidas y otras fueron rediseñadas y relanzadas.
La lista de las golosinas que nos hicieron sonreír en el pasado es larga, aunque en muchos casos lo que desapareció fue un producto, pero no así la marca, que sigue vigente reinventándose en otros productos.
Quién no recuerda el Tubby, una oblea triple fabricada por Bagley, que tenia crema de maní en su interior, una capa de dulce de leche, otra de chocolate y trozos de maní, y que tuvo dos versiones, el Tubby 3 y el Tubby 4, y hasta ha ganado una campaña para que lo regresen al futuro.
Otro caso, perdido fue el Topolín, un chupetín con una sorpresa adentro, que tantas esperanzas generaba en los más chiquitos, y que reinó en los años 70 y 80, cuando la oferta de los kioscos era poca, y resultaba la opción barata frente al lujo ocasional de otra golosina con sorpresa, el chocolatín Jack.
Las gallinitas, los chicles Dinovo, el Alfajor Dieguito Maradona, los caramelos billiken en latas, y cuántas otras golosinas que ya no se consiguen y que solo quedán en el recuerdo de todos los que en aquella época las comprábamos.
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Pero no todo es tristeza en el mundo de las golosinas «viejas», hay muchas que sobrevivieron, y hasta hoy se pueden conseguir en los kioscos. Como no recordar por ejemplo, nuestras amadas mielcitas, que aun se siguen vendiendo. aunque claro, a otro precio!.
La clásica Tita, una galletita dulce rellena con sabor a limón con baño de repostería, creada por Edelmiro Carlos Rhodesia en 1949, y su «hermana» la Rhodesia, que nació posteriormente a la Tita, cuando la fábrica ya pertenecía a la familia Terrabusi y se transformó rápidamente en una golosina clásica, ambas siguen «vivas», ahora en manos de Mondelez.
La misma suerte tuvieron los chicles Bazooka, que fue el primer chicle globo que se lanza en el mercado en 1975 por Stani, las pastillas La Yapa, que en 2012 rediseñó su plataforma tomando como posicionamiento la funcionalidad del producto, pastillas con forma de ladrillos, los chicles Beldent, anzado en Argentina en 1983, convirtiéndose rápidamente en el líder indiscutido de la categoría, y los chocolates Suchard creados por Philippe Suchard en Suiza en 1825.
Por último, están las que se fueron, pero volvieron de la mano de algún nostálgico que las trajo nuevamente a los kioscos, para que las podamos volver a probar. Es el caso del Alfajor Suchard, que se fue por 12 años, y volvió renovado a las estanterías de la actualidad, al igual que el Lila Pause, el chocolate de Milka, relleno de yogurt famoso por su publicidad con la modelo Moira Gough intentando degustar el dulce mientras un grillo de fondo la interrumpía cada vez que acercaba un bocado a su boca, o las galletitas Tentación, que se lanzaron en la década del 80 pero dejaron de comercializarse en 2003, y luego de varios pedidos en el Servicio de Atención al Consumidor y en las redes sociales, Bagley las volvió a fabricar y vender.
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Las golosinas son y serán parte de nuestra vida, pero también de nuestra memoria y de nuestros recuerdos, porque nos acompañan en momentos únicos, que no se olvidan y que ocupan un lugar en nuestros corazones, pero también en la historia de las golosinas argentinas.