El Banco Central de la República Argentina (BCRA) está trabajando en el desarrollo de nuevos billetes para hacer frente a la actual situación económica, donde la máxima denominación, el de $2.000, recientemente lanzado, apenas equivale a una gaseosa, poco más de un atado de cigarrillos, a medio kilo de arróz.
En su introducción en el año 2016, el billete de $500 representaba un valor equivalente a 33 dólares, mientras que el billete de $1.000 alcanzaba los 58 dólares en 2017. Actualmente, estos billetes tienen un valor de 1 dólar con 50 centavos.
Inicialmente, se contemplaba la emisión de billetes de $5.000 y $ 10.000; sin embargo, debido a la creciente inflación y devaluación de la moneda argentina, se considera necesario avanzar con denominaciones aún más altas, como billetes de $20.000 y $50.000.
POR QUÉ NO SE IMPRIMIERON ANTES
Aunque la entidad reconoce la urgencia de introducir billetes de mayor denominación, señala que otros temas recientes han ralentizado el progreso en este sentido. A pesar de los esfuerzos, en el BCRA aseguran que no hay problemas en el suministro de billetes en la actualidad, incluso durante el período de mayor demanda, y resaltan que no se ha diseñado ningún billete aún.
La demora en tomar esta decisión plantea interrogantes sobre por qué no se avanzó antes en esta medida. Según fuentes internas, tanto los cuadros políticos como los técnicos del BCRA y la Casa de Moneda estaban de acuerdo en la emisión de billetes de $5.000, pero el gobierno saliente se opuso. Como consecuencia, se tuvo que recurrir a imprimir billetes en otras Casas de Monedas del mundo, generando costos significativos debido a la capacidad operativa máxima de la Casa de Moneda local.
CUÁNTO SE AHORRARÍA EN EMITIR BILLETES DE MAYOR DENOMINACIÓN
Augusto Ardiles, ex director de la Casa de Moneda estima que la introducción de billetes de mayor denominación permitirá un ahorro de u$s 400 millones en 2024. Este ahorro, según sus cálculos, es esencial para evitar gastos adicionales, como los u$s 639 millones adicionales que se gastaron entre 2007 y 2015 por no imprimir billetes de mayor denominación.
TIEMPOS DE DISEÑO E IMPRESIÓN
Cabe destacar que la impresión de nuevos billetes es un proceso que lleva tiempo, generalmente de 6 a 9 meses son los plazos de diseño, producción y distribución, aunque algunos proyectos, como el billete de San Martín anunciado en mayo del año pasado, han tardado más de un año y dos meses en completarse.